Un día estaba muy preocupado por mi mujer, iba a ser su cumpleaños y estaba muy triste. Me daba mucha pena que estuviera en ese estado, una de las razones de mi vida es hacerla feliz y ni se lo podía decir ni podía conseguir que sonriera.
Estaba desesperado, no creía que conseguiría nada, pero de todas formas no podía dejar de decirla todo lo que la quería. Pensé en una rosa roja. Cada año la regalo una, siempre roja. Odio la ostentación de regalar kilos de flores, ni me parece oportuno estar jugando con los significados de las flores, al fin y al cabo nuestro amor es simple y sincero. No necesita nada, sólo recordarnos de vez en cuando que es cierto. Que es cierto lo que nos pasa, que no es sueño, ni estamos viendo una película de esas en las que odias que ponga The End. No, nosotros no somos así, somos como el agua en un bosque que fluye de forma natural, sin ayuda, en un pequeño hilillo que con ayuda se convertirá en río. O como la brisa de verano, que entra sin dificultad por cualquier rendija y refresca a quien se encuentra en su camino.
Una rosa roja. Una rosa roja, un papel y una cama. Ese fue el regalo esencial que le hice a tu madre en ese día en que cumplía algo más de treinta años agotadores y llenos de angustia, siendo madre, aguantando tensiones en casa y oyendo como su marido era vilipendiado.
Una rosa roja, un papel y una cama. Algo simple, cotidiano, pero que ese día se convirtió en lo más importante para dos seres que hasta hace poco habían estado perdidos y que se encontraron el uno al otro. Algo después se encontraron sus almas. Aún las seguimos viendo en casa jugando y hablando juntas. Ese día fue el cuatro de junio de 2009.
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Una flor representa naturaleza muerta.
Una rosa representa belleza.
Una rosa roja representa amor.
Una rosa roja en una cama representa amantes.
Una rosa roja en tu cama representa amor infinito.
Mi amor.
Amor mío.
Feliz cumpleaños.
AL. Tu marido
lunes, 8 de junio de 2009
martes, 2 de junio de 2009
Cuento
Erase una vez era un principe y una princesa. Se vieron en una fiesta y decidiron conocerse mejor. Les gustó tanto este nuevo encuentro, que decidiron pasar mucho tiempo juntos. En pocas días eran inseparables, así que decidiron que era mejor que vivieran juntos hasta el fin de sus vidas.

Fueron a ver al señor juez para que certificase, frente al mundo, el amor que les unía. Fueron a la iglesia, y hablaron conel cura para que bendijese su unión.

Se vestieron de novios, cogieron el coche (la epoca de los caballos y los carros se había acabado) y se fueron a Burgos.

Allí el cura les hizo una ceremonia muy bonita.




Fueron a ver al señor juez para que certificase, frente al mundo, el amor que les unía. Fueron a la iglesia, y hablaron conel cura para que bendijese su unión.

Se vestieron de novios, cogieron el coche (la epoca de los caballos y los carros se había acabado) y se fueron a Burgos.

Allí el cura les hizo una ceremonia muy bonita.

Porque decía que se les ve muy enamorados. Les llamaba "tortolitos".

Despues hicieron una fiesta con toda la familia: padres, hermanos, tios, primos y sobrinos.
Luego se fueron a casa muy felices y así viviron juntos muchos, muchos años.
lunes, 1 de junio de 2009
Ilusión
Había una vez un campesino gordo y feo
que se había enamorado (¿cómo no?)
de una princesa hermosa y rubia...
Un día, la princesa -vaya usted a saber por qué-
dio un beso al feo y gordo campesino...
y, mágicamente, éste se transformó
en un esbelto y apuesto príncipe.
(Por lo menos, así lo veia ella...)
(Por lo menos, así se sentía él...)
Este cuento corto es de Jorge Bucay, apareció publicado en Cartas para Caludia y en Cuentos para pensar. El libro me lo pasó Jose (señor Menengo) porque creía que debía leerlo. Hoy se lo agradezco, como le agradezco todo lo que ha hecho desinteresadamente por mí y los míos hasta el día de hoy. Es complicado definir la palabra amigo en palabras. Si el diccionario permitiera definir con cosas y personas utilizaríamos a Jose para definir amigo, amistad, buen corazón, inteligencia y sentido común.
que se había enamorado (¿cómo no?)
de una princesa hermosa y rubia...
Un día, la princesa -vaya usted a saber por qué-
dio un beso al feo y gordo campesino...
y, mágicamente, éste se transformó
en un esbelto y apuesto príncipe.
(Por lo menos, así lo veia ella...)
(Por lo menos, así se sentía él...)
Este cuento corto es de Jorge Bucay, apareció publicado en Cartas para Caludia y en Cuentos para pensar. El libro me lo pasó Jose (señor Menengo) porque creía que debía leerlo. Hoy se lo agradezco, como le agradezco todo lo que ha hecho desinteresadamente por mí y los míos hasta el día de hoy. Es complicado definir la palabra amigo en palabras. Si el diccionario permitiera definir con cosas y personas utilizaríamos a Jose para definir amigo, amistad, buen corazón, inteligencia y sentido común.
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